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90 años de Escuela Pública

90 años de Escuela Pública


Reproducimos parte del libro titulado "70 años de Escuela Pública- Biografía del Colegio "Primo de Rivera".
El texto corresponde a Alfonso Arribas y las fotos son de Antonio Tanarro y donaciones particulares.
Se acabó de imprimir este libro en los talleres de Imprenta Rabalán (Segovia) en el mes de mayo de 1998.

El Boletín Oficial de Castilla y León nº 34 del lunes 18 de febrero 2002 publicó la Orden de 15 de enero de 2002, de la Consejería de Educación y Cultura, por la que se aprobaba el cambio de denominación específica del Colegio Público de Educación Infantil y Primaria "Primo de Rivera", de Segovia, que pasa a denominarse "Diego de Colmenares".

Hemos respetado el texto íntegro de la publicación en las partes que nos ayudan a entender la historia de una institución que tiene más de setenta años de vida.

DECLARACIÓN DE INTENCIONES

    Intentar llevar a cabo la biografía de un colegio supone por un lado abrir los ojos a miles de pequeñas biografías individuales que los alumnos y los maestros han escrito a lo largo de los años y por otro estar dispuesto a dejarse llevar por la nostalgia.
    La pequeña historia del CEIP Primo de Rivera simboliza una parte significativa de 70 años de escuela pública en nuestra provincia, siete décadas claves llenas de cambios políticos que han tenido su reflejo más inmediato en las distintas orientaciones educativas.
    Dentro de estas paredes y de tantas otras, cada tendencia gubernativa, desde la dictadura de Miguel Primo de Rivera hasta la consolidación democrática pasando por el breve receso republicano y el más amplio y oscuro periodo franquista, ha intentado formar sus propias generaciones de españoles a medida. La educación es la mejor inversión de un Estado y por eso la radiografía de un colegio es, en cierta forma, la de toda una sociedad.
    Esta exposición es un retrato de trazo grueso con el que se pueden identificar casi todos los segovianos, desde los que repetían consignas y padrenuestros hasta los que hoy están abocados al mandato de la tecnología. Pero también quiere ser una invitación a toda la comunidad educativa para conocer, más allá de la anécdota, qué fue y que intenta ser el colegio, recorriendo un camino de 70 largos años lleno de experiencias irrepetibles. 

SOCIEDAD DE AMIGOS DE LA ESCUELA, LA PRIMERA PIEDRA

    La historia del colegio Primo de Rivera se inicia en el años 1927 con la puesta en marcha de una campaña en favor de su construcción por la incansable Sociedad de Amigos de la Escuela de Niños de Santa Eulalia. Este grupo, de clara vocación social y cultural, nació en las primeras décadas del siglo con el fin de apoyar el funcionamiento del centro escolar que prestaba servicio en la barriada presidida por esta parroquia.
    Entre sus actividades más significativas figuraban la organización de excursiones, el fomento de colonias escolares o el establecimiento de roperos, cantinas, bibliotecas y otros servicios similares para el mejor funcionamiento de las escuelas.
    Pero en el citado año de 1927, los socios se embarcaron en una tarea mucho más arriesgada, más global, que rebasaba incluso los objetivos reflejados en su estatutos. El 16 de marzo de este año, la sociedad envía un primer escrito al Ayuntamiento de Segovia en el que se justifica la necesidad de construir un nuevo cuerpo escolar por cuanto existe un elevado número de alumnos potenciales en el barrio- alrededor de 400- cuya cobertura quedaba en el aire. La Escuela Graduada de Santa Eulalia, único centro existente para una zona de rápido crecimiento demográfico, contaba sólo con tres secciones, previstas en un principio para un centenar de alumnos aunque llegó a acoger cerca de los 200.
    Tras el titubeo institucional, uno de los socios- un tal señor Carnicero- propone a sus compañeros en sesión celebrada el primero de julio la necesidad de hacer una manifestación al Gobierno Civil para recabar de las autoridades el apoyo necesario para la constitución de esta nueva escuela, concentración que efectivamente se realiza diez días después de la arenga.
    Era claro que el triángulo urbano San Millán- Santa Eulalia- Mercado demandaba más escuelas que la citada, aunque en este sentido la iniciativa pública fue siempre detrás de la privada. A pesar de todo, el Consistorio recogió el guante lanzado por los cerca de 50 integrantes de la Sociedad y sólo 4 meses después de su petición, el proyecto de construcción era sometido a la revisión del pleno municipal.
    Según consta en los archivos, el entonces arquitecto municipal, Silvestre Manuel Pagola, terminó de redactar el proyecto a finales de julio del mismo año de 1927. El día 30 de este mes, el plan de Pagola fue aprobado en el pleno municipal haciendo constar lo siguiente: "Se denominará Primo de Rivera, y se construirá en la alameda que existe en el Paseo Nuevo, inmediata a la iglesia de Santo Tomás. Constará de 7 clases o grados, con salas de profesores, de recreos, cuarto de aseo y demás dependencias precisas en esta clase de edificios"

 

                            

En cuanto al emplazamiento, era ésta una zona abierta y despejada, descrita así en la memoria del proyecto arquitectónico: " en un paseo (el del Conde de Sepúlveda) que es amplio, con gran arbolado, de relativo poco tránsito y situado estratégicamente respecto a los barrios en los que debe cumplir sus fines pedagógicos. Por otra parte, se encuentra aislado de toda edificación, bien orientado y próximo a las conducciones de aguas, tanto limpias como residuales".
    Antes de dar comienzo a las obras, Pagola requiere al Consistorio para que adquiera un pequeño trozo de terreno al oeste de la futura edificación que figuraba entre las propiedades del señor Azpiroz. Eran exactamente 325,94 metros cuadrados que, a juicio del arquitecto municipal, resultaban imprescindibles para "el buen emplazamiento del edificio, que debe disfrutar de luz suficiente y ventilación a todos aires". El protocolo de compra-venta de este terreno se firma el 12 de mayo de 1928. Una vez solucionados todos los trámites, el 30 de mayo de 1928 se celebra la subasta pública por la que se adjudican los trabajos a Don Vicente Sanz Gómez, vecino de Otero de Herreros, y el 15 de junio dan comienzo de manera oficial las obras.

EL EDIFICIO.

    Silvestre Manuel Pagola fue por tanto el autor del proyecto de construcción y Vicente Sanz Gómez su ejecutor a pie de obra. El edificio resultante constaba de dos plantas y una pequeña parte del sótano para un total de siete secciones. La superficie global era de 2.230,38 metros cuadrados, siendo cubiertos 461,02 y descubiertos 1.769,36.  

        

El terreno donde definitivamente se ubicó el edificio lindaba al norte con tierras municipales, al sur con propiedades del Marqués de Quintanar, al este con el paseo del Conde de Sepúlveda y al oeste con terrenos del señor Azpiroz y del Marqués del Arco.
    Desde la colocación de la primera piedra, a mediados de 1928, hasta la firma del acta de recepción definitiva de las obras, el 17 de noviembre de 1930, pasaron algo más de dos años de un trabajo minucioso, de calidad y constantemente vigilado, tal y como exigía el pliego de condiciones incluido en el proyecto del arquitecto municipal. Así, y como ejemplos de este rigor, Pagola exige que "la sillería será granítica de estructura compacta, masa y color uniformes, sin riñones, pelos ni manchas" o que la calefacción cumpla la condición de que "cuando la temperatura exterior sea de 2 grados bajo cero, la interior deberá de ser de 18 grados".
    Características  básicas de  construcción:

  • Cimentación de hormigón con mortero de cemento.
  • Muros de mampostería con mortero de cal.
  • Recercado de jambas y dinteles con ladrillo ordinario.
  • Zócalo de fachadas chapado de piedra granitica.
  • Pisos construidos con viguetas de acero laminado.
  • Los losados de las dos plantas serán de baldosín hidráulico y de entarimado corriente.
  • En el tratamiento de la cubierta se empleará la teja curva (árabe) sobre entramado de madera.

    Aunque el presupuesto inicial previsto por Pagola era de 153.709,56 pesetas, el importe real de la adjudicación a Don Vicente Sanz fue de 134.000 pesetas justas. Según avanzaron las obras, el Ayuntamiento consideró necesario un aumento de 58.010,47 pesetas, para un total invertido de 192.010,47 pesetas.
    Un peón bracero recibía como media un jornal de 5 pesetas por ocho horas de trabajo, 3 más el peón cantero y 9 pesetas totales un oficial cantero. Entre los materiales, un kilogramo de dinamita estaba presupuestado en 5 pesetas y los transportes variaban de 10 a 15 pesetas según se tratara de carros de una o dos caballerías respectivamente, ambas con conductor incluido.

FIESTA DE INAUGURACIÓN.

    A pesar de que faltaban algunos trabajos de ampliación y remate, el 15 de diciembre de 1929 se procedió a la solemne inauguración del nuevo grupo escolar Primo de Rivera con todo el boato preparado por los políticos y con la animación ambiental de la Banda de Música de la Academia de Artillería. En esa fecha, las autoridades locales habían organizado un homenaje al ministro de Instrucción Pública, Don Eduardo Callejo de la Cuesta, de modo que, a costa de cierta precipitación, se quiso hacer coincidir su visita con la apertura del centro.
    Fue un acto eminentemente institucional en el que intervinieron el propio ministro, el alcalde de la ciudad, Claudio Moreno, el presidente de la Sociedad de Amigos de la Escuela de Santa Eulalia, Vicente Pérez, y el director general de Enseñanza Superior, Allué Salvador. Y como mandaban los cánones, allí estuvo el ecónomo de la parroquia de San Millán, Don Fausto López Velicia, quien procedió a la bendición del nuevo edificio. 

En el turno de los discursos, el más llamativo fue el del representante gubernamental, que pronunció un alegato entre impertinente y retador dirigido a las autoridades municipales, según recoge El Adelantado de Segovia en la reseña del acto. Don Eduardo Callejo afirmó que el Consistorio de la ciudad había elegido la peor fórmula de financiación para las arcas municipales, ya que, según la ley, podría haber aportado 70.000 pesetas para la construcción del grupo escolar y solicitar al Estado la cantidad de 120.000, en vez de al revés como finalmente se hizo. Por eso el ministro "excitó al Ayuntamiento a que levante un nuevo grupo escolar, similar al del Primo de Rivera, destinado a niñas, y entonces será el Estado el que construya y el Ayuntamiento el que aporte sólo un 25% del coste de las obras".
    De forma paralela, los que tanto lucharon porque esta fecha llegara se encargaron de aportar originalidad y ambiente festivo a esta celebración. La Sociedad de Amigos de la Escuela de Santa Eulalia, que se transformaría a lo largo del tiempo en Amigos de la Escuela Primo de Rivera y en Sociedad de Padres de Familia de este grupo escolar, tomaron varias decisiones para ornamentar un día tan importante. Con este motivo, " se acuerda por unanimidad que se haga una intensa campaña de propaganda por las calles y casas para conseguir que el acto sea muy concurrido y regalar un artístico pergamino-álbum al Excelentísimo señor ministro de Instrucción Pública con las firmas de la mayor cantidad posible de socios y simpatizantes".

 (El pergamino era obra del pintor segoviano de Garcillán Lucio Roldán )
    Además, se llega a concertar con las empresas de cine de la capital "una sesión extraordinaria para el día 15 a las cuatro de la tarde para los niños de la escuela y 30 niños de los establecimientos provinciales de Beneficencia. Durante la función, los niños serán obsequiados por la Sociedad con bocadillos  y bolsas de caramelos". En recuerdo de tan señalada fecha, los socios acuerdan asimismo la adquisición de un estandarte con la alegoría de la Sociedad que aún hoy se conserva en el colegio.
    Una vez inaugurado, el 15 de noviembre de 1930 se reúnen en el interior del edificio varios inspectores, profesionales de la medicina y diversas autoridades educativas y municipales quienes, tras una exhaustiva visita, certifican que el grupo escolar Primo de Rivera reúne todas las características exigidas por la legislación de turno. De este modo, acuerdan "que no hay inconveniente alguno en que se eleve a definitiva la creación provisional de los 5 grados".
    En el acta oficial de la visita se detalla la estructura del nuevo edificio, y por ella sabemos que contaba con siete salones de clases y otros tres para recreo cubierto, para fiestas y para albergar el museo y la biblioteca. Además estaba dotado con un campo de juego y un modesto despacho de dirección. El mantenimiento estaba asegurado con la instalación de "calefacción y luz completas"
    En el mismo documento se hace saber que el Ayuntamiento adquirió diverso material para el funcionamiento de las clases, que se completaría con el ya existente en la otra escuela de la barriada. Entre los muchos objetos nuevos, cuatro retratos de Su Majestad el Rey Alfonso XIII y cinco reproducciones del Cristo de Velázquez, además de mobiliario, libros y grandes fotografías del paisaje y monumentos de Segovia.

ADELANTADO DE SEGOVIA. 11-12-1929 

ABC.17-12-1929 

AIRES DE GRANDEZA.

    El grupo escolar bautizado como Primo de Rivera nació por diversas razones con aires de grandeza. Costó mucho su ejecución, pero desde el principio se puso todo el empeño y todos los medios para que éste resultara un edificio modélico en los usos arquitectónicos, pedagógicos y estéticos del final de la dictadura y la transición a la República. 

                               

Sólo un detalle: las cornisas de la fachada primitiva, son dos plantas y un balcón rematado en arco de medio punto, fueron profusamente adornadas con creaciones cerámicas de Daniel Zuloaga. Azulejos de colorido espectacular, formas oníricas y motivos vegetales, animales o geométricos considerados hoy como verdaderas obras de arte y que fueron incluidos en la planta de este nuevo edificio como un guiño más de la exquisitez con la que fue concebido.
    Del entusiasmo que despertó su levantamiento de prueba el acta de la sesión extraordinaria que la Junta Local responsable de la Primera Enseñanza celebró el 7 de octubre de 1929, cuando aún no se había producido la inauguración.
    En ella se recoge la "felicitación más efusiva" a los responsables municipales "por la terminación de la obra del Grupo Escolar Primo de Rivera que en realidad es ua honra para Segovia (...) El edificio recién terminado reúne tan excelentes condiciones higiénicas, de presentaciín y de distribución así como tan bellas líneas arquitectónicas que sin disputa será el mejor de toda la provincia..."
    Al mismo tiempo, los miembros dela Junta recogen y envían al Ayuntamiento varias sugerencias que creen imprescindibles ante el inminente comienzo de la actividad escolar. Entre ellas señalan la instalación de duchas, la construcción de una fuente en el patio, la contratación de un celador para el cuidado del edificio o la asignación presupuestaria para adquirir el material escolar, para alimentar el sistema de calefacción y para la construcción de viviendas para los 5 nuevos maestros nacionales.
    Tras un lustro de funcionamiento normalizado, las opiniones elogiosas para con el colegio no sólo no cesaron, sino que se tornaron aún más efusivas. El 14 de febrero de 1935, en una sesión celebrada entonces por la Sociedad de Amigos de la Escuela, "el señor Esteban pide la palabra para dedicar un caluroso elogio a los maestros de esta escuela, que saben poner, y esto es público y notorio, todo su esfuerzo y toda su laboriosidad en beneficio de los alumnos de esta escuela, habiendo llegado a que este grupo escolar sea considerado como uno de los mejores si no el mejor".

DEL NOMBRE A LA IDEA O LA DENOMINACIÓN COMO  BANDERA

La denominación de este grupo escolar cumplió desde el principio la función asignada en la actualidad a un slogan publicitario. A través del rótulo sobre la fachada o del membrete oficial con el que se sellaban los documentos, las sucesivas autoridades educativas querían dejar sentados los principios que regían la enseñanza en este colegio.
    Los primeros pasos administrativos- compra de terrenos, subasta de obras, ejecución del proyecto, etc.- se dieron bajo el nombre de Primo de Rivera, como recuerdo y homenaje a Don Miguel, marqués de Estella, y así fue bautizado de hecho en la inauguración oficial ante el señor ministro del ramo en el año 1929.
    Tan sólo un año después, con el dictador ya alejado del poder y en la antesala del triunfo de la República, el pleno del Ayuntamiento aprobó por unanimidad que "el grupo escolar sito en el Paseo del Conde de Sepúlveda cambiara en lo sucesivo su antigua denominación por la nueva de Colmenares, en favor del célebre autor de la Historia de Segovia".


Comenzada la guerra, en octubre de 1936 el alcalde recibe orden de la Universidad de Valladolid para que revise todas y cada una de las denominaciones de institutos, centros y grupos escolares en busca de "nombres antipatrióticos o anticatólicos en esta provincia" , al tiempo que solicita otros referidos a "glorias nacionales o regionales" por si hubiera que realizar alguna sustitución. Terminados los pertinentes informes, el Consistorio no encontró ninguna denominación ofensiva para con el régimen que empezaba a imponerse.
    Con el nuevo Gobierno surgido al término del conflicto bélico volvió a ser cuestión prioritaria el cambio de denominación. Y lo fue no porque el nombre de Colmenares suscitara suspicacias antifranquistas o tendenciosas, sino porque se prefirió retomar el del último dictador en pago a un extraño vínculo entre éste y el caudillo, emparentados únicamente por el ejercicio del mando de manera autoritaria.
    Fue el último cambio ordenado hasta nuestros días, reflejado ya en las actas de las sesiones celebradas por la Sociedad de Amigos de la Escuela en el mes de noviembre de 1942, "procediéndose a colocar en el frontispicio la inscripción de Grupo Escolar Primo de Rivera" . Sin embargo, debido a la reiterada falta del nominal, muchos creyeron y siguen creyendo que la denominación rinde honores a José Antonio, hijo de Don Miguel, merced a la mayor popularidad alcanzada por el vástago en la fechas cercanas al "Glorioso Alzamiento". La confusión se deja notar incluso en la correspondencia oficial, como en la carta que el Gobierno Civil remite al colegio bajo el nombre de Grupo Escolar Jose Antonio- 28 de noviembre de 1942-.

DOS HOMBRES, DOS BIOGRAFÍAS

Miguel Primo de Rivera (Cádiz, 1870- París, 1930)
    Fue desde el inicio de su carrera un  militar de prestigio. Participó y adquirió méritos en las campañas españolas en Marruecos, Cuba y Filipinas. En el mes de septiembre de 1923, siendo Capitán General de Cataluña, dio un golpe de estado bajo el apoyo explícito del Ejército y del mismísimo rey Alfonso XIII, constituyendo de inmediato un Directorio Militar y, dos años después, una jefatura civil bajo el partido de nueva creación Unión Patriótica.
    Miguel Primo de Rivera, marqués de Estella y padre de José Antonio, se mantuvo en el poder hasta el 28 de enero de 1930, marchándose a París donde finalmente murió ese mismo año. El relevo gubernamental lo tomó el general Berenguer, en un corto y ajetreado periodo que finalizó con el triunfo de la opción republicana del 14 de abril de 1931.
    En el capítulo de haberes de su dictadura cabe resaltar la mejora de la Hacienda y un extenso plan de carreteras y obras públicas. En los debes, la falta de libertades y el destierro de funcionarios e intelectuales hostiles al régimen por él impuesto.

Diego de Colmenares (Segovia, 1568-1651)
    Nació en un edificio que aún hoy se conserva en la calle de Escuderos. Ejerció como párroco en Valdesimonte y en la iglesia de San Juan de los Caballeros de la capital, además de asumir la capellanía de la Junta de Nobles Linajes.
    Hombre profundamente religioso, piadoso y caritativo, en 1620 emprende la extraordinaria labor de recopilación y redacción de su celebérrima Historia de la insigne ciudad de Segovia y compendio de las historias de Castilla , un trabajo que le costó 14 largos años de su vida. Esta obra, sin duda la más significativa de aquellos siglos, relata con pasión los hechos más relevantes desde el diluvio universal hasta el año 1621.
    En sus páginas, Colmenares atribuye la fundación de la ciudad al fabuloso poder de Hércules, ensalza la conquista segoviana de Madrid o relata con fervor los festejos organizados con motivo del traslado de la Virgen de la Fuencisla al nuevo santuario junto a las Peñas Grajeras. En cada uno de los relatos, el historiador destila su amor incondicional por la ciudad de Segovia, de la que fue cronista oficial y para la que reclamaba mayor reconocimiento por su antigüedad, prestigio e importancia como cabeza de la Extremadura castellana.
    La primera edición de su obra vio la luz en 1637, impresa por Diego Díaz. A lo largo de los siglos vendrían nuevas ediciones y aún hoy es obra de consulta imprescindible para cualquiera que pretenda averiguar más sobre el pasado de esta ciudad.

CONVULSIONES POLÍTICAS. DE LA REPÚBLICA AL FRANQUISMO.

    La actividad educativa en este centro escolar comienza en una época de sucesivas convulsiones políticas y sociales. El edificio se levanta al amparo de la recién constituida Sección de Construcciones Escolares del Ministerio de Instrucción Pública que impulsa Miguel Primo de Rivera en el mismo años de 1927. Tras el derrocamiento del dictador, que a la postre daría nombre definitivo al centro, inmediatamente el colegio se imbuye de los nuevos principios educativos llegados con el triunfo republicano, en gran parte herederos de la corriente renovadora surgida ya en el siglo anterior.
    Además de conseguir una diversificación del material escolar a  disposición de alumnos y maestros, se mejoró la organización interna de los centros y se elaboraron programas de estudio serios. La Repúblic, con la Institución Libre de Enseñanza como principal motor de renovación, implantó tres conceptos fundamentales: secularización, descentralización y articulación en niveles.
    Durante esta etapa, la dirección de la escuela Primo de Rivera la ejercía Don Pedro Natalías, un profesional admirado y recto en su actitudes que intentó trasladar de inmediato estos cambios al colegio del que era responsable. De sus criterios educativos podemos saber hoy gracias a libros de actas o documentos similares que se conservan en el centro.
    Muy significativo es su discurso de enero de 1936 en el que expone " la necesidad de que la disciplina surja de la comunión espiritual de los niños con los maestros, que no es disciplina todo lo que se impone de fuera adentro. Es una norma de conducta que nace de la convivencia amorosa escolar; pero nunca del halago ni del premio interesados"
    O la respuesta que da al voto de gracias unánime otorgado hacia él por los miembros de la Sociedad de Amigos de la Escuela, en la que muestra una humildad admirable afirmando que sólo cumple con su deber " poniendo siempre toda la ilusión y el trabajo que los niños merecen. Que esos aplausos son más bien para los padres de familia de este grupo escolar que han llegado a interpretar con la más fina sagacidad y fervor la trascendente misión suya en la ayuda que prestan a los maestros de la escuela. La obra es de todos". 

LA GUERRA

    El 18 de julio de 1936 se produce la sublevación conocida a lo largo de 40 largos años como el Glorioso Movimiento Nacional y otras denominaciones épicas y míticas. Desde esa fecha, todos los avances que asomaban en los planes educativos comienzan a tambalearse y con el triunfo definitivo del generalísimo se impone un sistema reaccionario en todas las escuelas del país. 

La guerra entre hermanos tampoco respetó el normal desarrollo de la vida escolar. Nada más estallar el conflicto, la  sangría obligó a improvisar establecimientos sanitarios para atender al creciente número de heridos. Valía casi todo y, tal y como estaban las cosas, un colegio como éste, amplio y de condiciones higiénicas muy aceptables, fue de inmediato elegido como nuevo Hospital Militar.
    Tan rápida fue la adquisición por parte del Ramo de la Guerra que no hubo tiempo de firmar un protocolo de entrega. Durante los tres años de lucha, estas paredes cambiaron los niños de pantalón corto por soldados malheridos, los maestros de escuela por enfermeras sin carrera y las viejas aulas por salas de operaciones.
    El 18 de agosto de 1939, una vez vencido y desarmado el ejército rojo, el entonces alcalde de la ciudad, Andrés Reguera Antón, recibía de manos de los militares usufuctuarios las llaves del que volvía a ser grupo escolar de niños Primo de Rivera. Entretanto, las deficiencias materiales y personales se agudizaban.
    En medio de la batalla, aún existía gente dedicada a la enseñanza y niños necesitados de ella, de modo que los directores de colegio debían poner todo su esfuerzo para que no se detuviera el proceso. Las órdenes de reclutamiento de maestros se sucedían a un ritmo frenético y entonces se producía el pulso, casi siempre desigual, entre el Ejército y la Escuela.
    En el Archivo Municipal se guarda un documento alusivo a esta dicotomía y que pone de manifiesto la escasez a la que obligaba la guerra. En el mes de octubre de 1938, el maestro responsable solicita a la autoridad castrense que " Don Alejandro Gilsanz Álvaro, afecto a la Escuela Primo de Rivera, abandone el servicio militar y se incorpore a la labor educativa por la apremiante necesidad que sufre esta escuela"


EVOLUCIÓN LEGISLATIVA

    La primera etapa de dominio franquista fue la más oscura, reaccionaria y rígida de todo el siglo XX. Los maestros de la Graduada de Niños número 2 del Primo de Rivera, como el resto de sus compañeros, fueron convertidos entonces en herramientas del adoctrinamiento social, político, moral y religioso que se imponía desde arriba. La alternativa a esta decisión tomó forma de depuraciones, fusilamientos o exilios forzosos.
    Para sentar bien las bases, cada centro territorial de poder controlaba a los profesionales y desde el principio fueron comunes las peticiones de informes sobre la actitud de cada uno de los maestros que ejercían en las provincias, como el que en octubre de 1936 pide la Universidad de Valladolid al Ayuntamiento de Segovia.
    La limpieza se extendió rápidamente a libros y textos que resultaban peligrosos para el sistema, procediéndose a expurgar las bibliotecas escolares y creando comisiones encargadas de aprobar o rechazar la publicación de manuales.

 

La educación quedó pues al entero servicio de la Patria, la Religión, la Familia y el Ejército, entidades más o menos idealizadas que destilaban sin pudor alguno valores como la autoridad, la obediencia, el orden y la sumisión por encima de otros más propios de la infancia. El grado de cumplimiento exigido era tal que desde las instancias ministeriales se consideraba cuestión de salud pública el mantenimiento de esta doctrina.

ACTA Nº 36 (22 DE MARZO DE 1948)
    La Ley de Bases de la Educación Nacional impulsada por Sainz Rodríguez en 1938 y sobre todo la Ley de Educación Primaria de 1945 asientan todas estas tendencias dirigistas y las otorgan un barniz oficial del que tardarían décadas en desprenderse. Con el cambio legislativo se transformó por completo el panorama educativo.
    Durante estos primeros años del régimen se careció por completo de instrucciones programáticas concretas, por lo que se popularizó aquello de cada maestrillo con su librillo como fórmula generalizada.
    Hasta que en 1953 aparecen los Cuestionarios Nacionales de Educación Primaria y con ellos el comienzo de una estructura básica de aprendizaje. Los siguientes hitos progresivamente modernizadores fueron la creación del Centro de Orientación y Documentación Didáctica de ensenánza Primaria (CEDODEP) en 1958 y la promulgación de los Nuevos Cuestionarios Nacionales ya en el año 1964.
    La apertura definitiva en el rígido sistema franquista coincide con el inicio del fin de su sistema político. La Ley General de Educación publicada en el año 1970  apunta ya de manera clara la gestión autónoma de los colegios, a la mejor formación del profesorado y a la innovación de los programas escolares. 

PANORAMA EDITORIAL. POR EL IMPERIO HACIA DIOS, POR LA PATRIA, EL PAN Y LA JUSTICIA.

    Ajenos a las directrices de los grandes mandatarios, los escolares aprendían a leer, a escribir, a contar y a razonar según los libros que les colocaban encima de sus pupitres. La cotidianidad del colegio no se hace con leyes sino con pautas tácitas, de forma que el clima escolar evolucionó por su propio camino, sin duda paralelo a los cambios en la legislación pero siguiendo al fin un desarrollo específico.
    Los largos años de la etapa dictatorial propiciaron una escuela diferente que ni bebía de antecedentes más desarrollistas ni llegó a dejar huellla en las épocas que le siguieron. Sólo quedan hoy los recuerdos de la celebración de los días- del Papa, de la Fe, de la Juventud, de la higiene ocular...-, los símbolos con los que se bautizaba cada centro- retratos del caudillo, de José Antonio, el crucifijo, la Inmaculad, la bandera nacional...- y un buen montón de textos que por su sectarismo, y a pesar de una indudable validez intelectual de fondo, fueron inmediatamente retirados con los primeros soplos democráticos.
    En el principio fueron los silabarios, textos rudimentarios que acostumbraban a los más pequeños a los signos gráficos. Cuando se conseguía la sucesión lógica de los sonidos, las frases comenzaban a ser más largas, y luego más profundas, y por fin más cargadas de ideología. "Africa nos llama con voz ardiente de enamorada. El mar nos tiende sus caminos para que por ellos busquemos otra vez la gloria y la riqueza" (LECCIONES DE COSAS).
    Y la escritura, siguiendo los modelos caligráficos de reputados peritos en esto de escribir bien y bonito. Los cuadernos de rotación que se conservan en el colegio prueban el interés de una y otra parte por bordar el papel con la pluma, las letras llenas de ribetes, de orlas, de vueltas, al más puro estilo gótico en unos casos y extremadamente barroco en otros.
    También los maestros, algunos especialistas hasta el extremo, llenaban esas viejas pizarras con consignas escritas en una letra perfecta. Estas primeras enseñanzas, que hoy nos parecen básicas, eran fundamentales en aquellas décadas en las que este país aún conservaba un índice de analfabetismo insultante.
    Pero han sido las enciclopedias las que se han convertido por derecho propio en los grandes símbolos de esta etapa educativa. Estos libros reunían bajo un ávido deseo de unidad saberes tan dispares como los problemas aritméticos, las avatares históricos o los secretos del aparato digestivo de los anfibios.
    Bellamente editadas, las enciclopedias complementaban las enseñanzas con dibujos a plumilla, ilustraciones generosas y esquemas explicativos. Son joyas editoriales fruto de un alarde de condensación del que hoy se carece por completo. Entre las más célebres, las Dalmau-Carles, Álvarez, Rodríguez y Vives.
    Si bien en casi todas las lecciones se aprovechaba para explicar que el origen de toda forma de vida, la solución a cualquier problema matemático o la explicación del devenir histórico apuntaban siempre hacia Dios, protagonista y causa suprema, la Iglesia divulgaba de manera unidireccional sus doctrinas a través sobre todo de los textos religiosos. 


Las célebres historias sagradas calaron tan hondo en los alumnos que las vidas de los santos más insospechados resultaban tan conocidas paro los muchachos de entonces como lo pueden ser para los de hoy las hazañas de los futbolistas o las estrellas de la televisión.
    Hasta la llegada, muy posterior, de los libros de texto específicos para cada materia, maestros y alumnos sobrevivían a la ignorancia gracias a pequeños manuales de geografía- grandes atlas universales y la piel de toro atravesada por la carpetovetónica-, lengua francesa, antologías literarias, tratados de moral, higiene y buenas costumbres.
    Y entre los más apasionantes, los de matemáticas y los de historia, sorprendentemente juntos en el cumplimiento de los objetivos doctrinales de la escuela franquista. Entre los primeros, para aprender a sumar y restar, las filas se poblaban de soldados y no de asépticas manzanas. Y las líneas rectas y curvas se ejemplificaban, qué casualidad, con los trazos de las banderas nacional, falangista y tradicionalista.
    Dichas teorías se solían apoyar también en la glosa de personajes históricos muy determinados. El Cid, Isabel la Católica, Colón y los salvadores de la Guerra de la Independencia figuraban entre los favoritos. Ellos y otros más cercanos protagonizaban una sucesión de hechos que se contaba en términos parecidos a éstos: "La República fue recibida con miedo por la opinión sana de España. Y entonces, cuando ya todos los medios legales estaban agotados, surgió el hombre, el salvador, el caudillo" (ESPAÑA ES ASÍ), de Agustín Serrano de Haro. "Para que jamás vuelva a España la pezuña diabólica que la pisoteaba" . (CAMINO DE VIDA).
    España era, según uno de los manuales, "colonizadora ejemplar, madre de héroes, cuna de santos, martillo de herejes, espada de Roma y yema del mundo".


LAS NIÑAS CON LAS NIÑAS

    El reparto de papeles en función del sexo de los alumnos era otro de los puntos fuertes de estos libros. Ellos deberían ser agresivos, dominantes y dinámicos; ellas, fundamentalmente pasivas, sumisas y débiles.
    Los repensados Cuestionarios Nacionales preveían para las féminas una tabla de valores para que aprendieran entre otras cosas a hacer pañitos de altar, bordados segovianos y lagarteranos, zurcidos varios... también se les indicaba, por si acaso, que la ropa interior había de ser "blanca, suave y limpia".
    Existían otras consignas expresadas de forma poco menos que subliminal ya que, como aprecia María Isabel Martín Requero, orientadora del centro , "los niños juegan y se divierten en la calle mientras las niñas, con la labor en el regazo o atendiendo a la plancha, miraban por la ventana al exterior, que a ellas parecía vetado".

 Había libros especiales para ellas como Las guirnaldas de la Historia que respondía a la lógica de moda entonces: las niñas no debían entretenerse en el estudio de batallas y grandes acontecimientos, sino en pasajes más delicados.
    De mayores, y con la lección aprendida, las opciones quedaban muy claras: madre en la vida o monja en el convento. Y es que no había nada más denigrante que ser solterona. Ellos, los solteros, eran afortunados que así elegían. Ellas, simplemente, habían fracasado.


EL RELEVO GENERACIONAL

    Alguien dijo que España ha cambiado más en los últimos 50 años que en varios siglos de historia y en este sentido podemos afirmar que la transición democrática tras la muerte de Franco ha sido uno de los procesos con mayor poder de transformación. Existe ya una generación entera que, a diferencia de sus antepasados más cercanos, ha convivido en paz a lo largo de su existencia y que únicamente conoce de derechos fundamentales, de capacidad de elección política y personal y de un aprendizaje en valores tales como la solidaridad o la tolerancia.
    Este vendaval de aire fresco cambió también la forma de entender la enseñanza. Tal y como hicieron los regímenes precedentes, los adalides del nuevo sistema fijaron sus intereses prioritarios en la formación de los nuevos españoles, revolucionando por entero el clima escolar, los criterios educativos y los medios para su consecución.
    La conmemoración de 70 años de escuela pública adquiere todo su sentido en estas décadas de democracia, una vez superada- aunque no totalmente- la enorme diferencia que existía durante la dictadura franquista entre los colegios de tutela estatal y los centros privados, mayoritariamente regidos por comunidades religiosas. Ciertamente, el camino se ha acortado y el prestigio social de unos y otros tiende a igualarse, a pesar de ciertos gestos contrarios de algunos responsables políticos modernos. Por eso esta exposición tiene mucha parte de homenaje y recuerdo a los profesionales que supieron mantener durante más de medio siglo el vigor de la escuela pública, tal y como se dibuja en esta muestra.
    También se dejó atrás el concepto de escuela rural como hasta entonces había sido entendido, claramente separado en cuanto a medios y modos de la idea dominante en las ciudades. Los maestros que ejercían en los pueblos eran fuerzas vivas para los vecinos, sus puntos de referencia y casi los únicos transmisores de cultura. Eran pequeñas aulas, escasamente dotadas, donde convivían alumnos de muy distintas edades para aprender algo más que matemáticas o geografía: en la escuela rural se enseñaba a abrirse al mundo.
    Dentro de esta corriente necesariamente renovadora, uno de los logros fundamentales ha sido el traslado del modelo participativo inherente al nuevo sistema político hasta la esfera educativa. La figura del maestro ha mutado de manera muy perceptible, el rol del alumno se ha agigantado y se ha vuelto la mirada hacia la comunidad educativa en su sentido más amplio y abierto. 

 El CEIP Primo de Rivera, decano en nuestra ciudad, se gestiona así, de forma plural, a través de los órganos unipersonales (director, jefe de estudios y secretario) y de los colegiados. En éstos último, opinan y deciden también el resto del profesorado, los padres de alumnos y el propio municipio a través de un representante legal.
    La renovación de los programas a principios de la década de los 80 inició un camino irreversible hacia la nueva era. La LODE consolidaba el principio de igualdad de acceso de todos los ciudadanos a la educación y sentaba las bases para la gestión democrática de los centros. Y la reforma global emprendida por la LOGSE se encargó de adaptar el sistema a las transformaciones culturales, sociales, económicas y tecnológicas del nuevo periodo.
    La escuela pública moderna ha asumido tales principios y hoy ya existe la suficiente perspectiva como para establecer una comparación entre el modelo antiguo y el nuevo, un análisis multidisciplinar a través del cual se hacen patentes las diferencias fundamentales.
    Una de las grandes perdedoras ha sido la memoria, antaño tan exacerbadamente valorada, que hoy ocupa un discreto segundo plano frente al reinado de la inteligencia, de la deducción y del raciocinio de los alumnos. En el mismo anti-podium, la aplicación de los castigos físicos y psíquicos, que han perdido poco a poco la vigencia gracias a un cambio profundo en la mentalidad de la sociedad, consciente de que los derechos de los menores son los mismos que los de los adultos y de que su cumplimiento es igualmente inexcusable. 

 En el lado contrario, el grupo de los valores triunfadores es encabezado por el concepto de integración y su influencia en el unitarismo de las escuelas, en las que conviven los dos sexos sin que aparezcan los efectos perversos que preveía el franquismo, y en la apertura de las mismas a colectivos hasta entonces atrapados en su marginalidad. De esta nueva fuerza surgen las unidades de apoyo y de atención a las minorías, los planes de garantía social, los esfuerzos de adaptación curricular y una generación de alumnos y maestros felizmente acostumbrados a la diversidad.

 
    Pero dejando a un lado la axilogía, también en el más puro aspecto material la radiografía escolar se ha transformado radicalmente. La escuela en democracia, por ejemplo, ha desterrado las viejas herramientas escolares para dar entrada a una pluralidad de medios informáticos, audiovisuales y editoriales- que facilitan enormemente la adquisición de conocimientos.
    En estas dos décadas, y al amparo de las nuevas concepciones educativas, ha surgido con fuerza toda una industria editorial en torno a los libros de texto, sustitutos de las antiguas enciclopedias. Ahora las manuales se centran en una sola materia, con profusión de ilustraciones y abundancia de color, frente a los textos de antaño, mucho más genéricos y oscuros y menos pedagógicos.
    Igualmente, el trabajo diario en las aulas ha cambiado de forma muy significativa. Las asignaturas troncales tienden a la tecnificación frente al imperio de las humanidades; la religión como enseñanza ha perdido casi todo el terreno o, al menos, todo su peso curricular; y el inglés ha engullido a la antigua querencia hacia el idioma de más arriba de los Pirineos.
    Y junto a estos contenidos, de forma paralela y cada vez más importante, ocupan su lugar las enseñanzas acerca de la salud, el medio ambiente, la paz, la igualdad o la convivencia. Nuevos valores para una nueva generación de españoles, tan distintos pero tan iguales a sus predecesores.

EN VANGUARDIA

    El colegio público Primo de Rivera asumió todas estas transformaciones de forma paulatina, como lo hizo la sociedad entera ante las formas que llegaron de forma tan rápida. Pero al margen de estos cambios estructurales, este centro de enseñanza vivió durante estos primeros años de transición dos modificaciones puntuales que lo preparan para la nueva etapa.
    El curso 1977/78 fue el de la ampliación. El 8 de febrero la Delegación Provincial del Ministerio de Educación decide una nueva estructura, ratificada por la Comisión Permanente del Ayuntamiento quince dias después, de forma que el colegio pasaba a contar con 11 unidades escolares. 9 de EGB, de las que 6 eran de primera etapa y 3 de segundo ciclo: una del Area Filológica, una del Area Matemática y Ciencias de la Naturaleza y una del Area de Ciencias Sociales, mas dos unidades de Educación Preescolar. Además, se consigue la adjudicación de una plaza de maestro diplomado en Educación Física.
    Inmediatamente después de esta ampliación, otro lavado de cara que acababa con largas décadas de tradición. En el mes de julio de 1978 se da por finiquitado el antiguo colegio Nacional de Niños Primo de Rivera- antigua graduada de niños número 2- y se aprueba la entrada de féminas, constituyéndose así definitivamente el Colegio Nacional Mixto. Con más clases, más alumnos y recuperado el principio de la coeducación, el colegio Primo de Rivera continuó durante estas dos décadas el ejercicio de la docencia.
    A las puertas de un nuevo siglo, y suficientemente consolidados los principios de la escuela en democracia, el claustro mira ya el futuro adelantándose en cierta forma a lo que tendrá que venir.
    Una de las decisiones con mayor proyección ha sido la elaboración y posterior difusión entre toda la comunidad del Proyecto Educativo del Centro, un documento base que recoge los principios rectores, las normas de convivencia interna y los recursos de los que disponen los profesionales. Con su publicación, se supera de nuevo una etapa en la que las normas eran tácitas, implícitas, y por tanto mucho más etéreas.
    La libre elección de centros reconocida a los padres de los alumnos ha convertido en necesaria la asunción explícita por parte de los colegios de determinados principios educativos de la misma forma que los políticos asumen un programa concreto de actuaciones sobre el que tienen que votar los ciudadanos. 

El CEIP Primo de Rivera ha sido también pionero en este aspecto y ya está a disposición de las familias un pequeño texto en el que el claustro establece importantes compromisos dentro de la labor educativa.
    De este modo, valores como la Justicia, la Libertad o la Verdad, declaraciones universales de derechos o las reglas típicas del juego democrático- participación, igualdad...- actúan como principios rectores.
    El papel asignado al maestro es el de "enseñar a aprender" es decir, el de dinamizar las conciencias y fomentar el espíritu crítico y deductivo de los alumnos. En el mismo sentido, el maestro debe propiciar un ambiente saludable en el centro y potenciar la autoestima de los alumnos.
    Por último, en este documento se hace referencia a las normas de convivencia que han de ser respetadas dentro del grupo escolar por todos los colectivos que integran la vida en la escuela. Cuando se produzca una ruptura en dichas normas, el profesorado actuará conforme a principios racionales:

  • Se incentivará a los alumnos, buscando motivaciones más que castigos.
  • Si la sanción fuera inevitable, se hará comprender al alumno la razón de la misma.
  • No podrán imponerse correcciones contrarias a la integridad física y a la dignidad personal del alumno.
  • Se tendrán en cuenta las circunstancias personales, familiares y sociales del alumno antes de resolver el procedimiento corrector.

    La edición del Proyecto Educativo es el último paso, hasta ahora, de esta larga historia de 70 años de vida escolar. El futuro se presenta tan cambiante como las décadas anteriores, obligando a un esfuerzo de adaptación del que, estamos seguros, se hablará en la conmemoración del centenario. Por el momento, los alumnos y sus maestros siguen siendo el único y mejor patrimonio del CEIP Primo de Rivera, en su doble papel de actores y receptores de los cambios que sin duda se producirán.  

  

RECUERDOS

Patricio Monjas Casado. Maestro desde 1956 hasta 1984
    " El patio de recreo tenía la superficie actual, menos protegida por el cercado, pero mucho más alegre y abierto. Los juegos eran propios de aquella época: los mayores acaparaban la mayor parte del campo jugando al fútbol con una pelota, pero también se jugaba al peón, pídola, cromos... El resto lo hacían en el piso, que entonces era de tierra, y subían por las tierras de labor, que debían de ser vigiladas para que no pisaran los sembrados".
    " La relación de los alumnos con el maestro o tutor era totalmente normal, con amonestaciones y reprimendas colectivas o individuales, según el caso; lo mismo que con sus familias: bien directamene o a través de una asociación que se llamaba Amigos de la Escuela, y siempre se atendían sus sugerencias".

Pedro Rodríguez Marugán. Ex alumno en la década de los 50
    " Recuerdo el colegio con sus dos plantas, con un desván grande y una bodega donde estaba la leña para las estufas. El colegio tenía estufas en las clases, y cuando traían la leña y las piñas, los niños formaban una cadena hasta la bodega donde iban llevándolas".
    " Recuerdo que el patio era de tierra y tenía unos terraplenes. Recuerdo cómo el profesor ponía a estudiar a los alumnos todas las tardes mientras él leía el periódico o rezaba el Rosario".

Jesús de Miguel. Ex alumno 1931-35
    " Los recuerdos de mi estancia en el Colegio Primo de Rivera son pocos, iba con mi hermano Miguel que era cinco años mayor. El camino desde mi casa en la plaza de San Millán hasta el colegio estaba casi desierto de casas, en el lado derecho de la calle estaba la "Tejera Molina" (entre la estación de autobuses y la carretera de subir al Hospital actualmente). Aquí había una habitación que era una pajarera donde estaban los pájaros libres rodeados de una alambrada para que no se escaparan. Y no recuerdo más edificios".
    "Un día, cuando íbamos al colegio, mi hermano se agarró al camión de la leche y se cayó de él dándose un buen golpe. Estuvo mal durante mucho tiempo."
    "El edificio del colegio tenía dos plantas, mi clase estaba en el piso de abajo."
    " Recuerdo que me examiné de ingreso en el Torreón de Lozoya, que era el colegio de las Concepcionistas, en vez de en el Instituto, pues como éste estaba cerca de la Academia de Artillería y estábamos en guerra, fue por motivos de seguridad."
    " Otra vinculación con el colegio, fue en el año 1970, siendo yo Aparejador del Ministerio de Educación y Ciencia, me encargó la obra de construcción de la pista polideportiva (hasta entonces era de tierra), habiéndola hormigonado un día, al siguiente cayó una gran nevada que duró varios días, por lo cual el hormigón, que aún no había fraguado, se heló y hubo que retirarla y volver a hormigonar de nuevo, quedando ya en buenas condiciones. Esta pista es el comienzo de la que existe hoy en día, donde mis nietos juegan dirigidos por sus profesores".

Virgilio Berzal. Maestro durante los años 1963-1965
    " Se conmemoraban, más que días especiales, momentos muy especiales, como el mes de Mayo y la Navidad. Los días anteriores a la Navidad eran una auténtica fiesta. Todos los días, un ratito por la tarde, y el mes de Mayo, todas las tardes a la salida, a las cinco menos diez, se tocaba el pito delante del despacho del director y ésa era la señal para que todos los chicos, de forma ordenada, salieran al vestíbulo de abajo donde se había dispuesto un altarcillo a la Virgen muy adornado, donde se decía una breve oración".
    "Existían clases de apoyo, a lo mejor económico más que otra cosa, al maestro que le llamaban de permanencias. Los alumnos hacían un cuaderno de limpio que siempre estaba muy bien presentado y el cuaderno de rotación, que estaba siempre disponible para que lo revisara el inspector cada vez que viniera. Por cierto, yo le vi muy pocas veces en el centro".

Teresa Llorente de Frutos. Maestra desde el año 1969 hasta 1991
    " Elaborábamos parte del material que se utilizaba en clase; las fichas las hacíamos en casa con la imprentilla de cola y azúcar; los punzones con bolígrafos gastados; para las texturas buscábamos recortes de telas, para la suavidad y aspereza lijas y  papeles satinados; en tubos de metal metíamos distintos materiales para identificar ruidos; durante el verano recogíamos en la playa piedras y conchas..."
    " En el patio había un olmo grandísimo que nos servía para observar los cambios que se producían en las diferentes estaciones del año".

Segundo García Hernando. Maestro y director desde 1983 hasta 1996
    "Mi llegada al colegio sucedió el día 1 de septiembre de 1983, procedente del colegio Calvo Sotelo de Segovia, donde ejercí durante 19 años... Durante este periodo la enseñanza sufrió grandes cambios: pasamos de la LODE a la LOGSE y hay que felicitar a todos los compañeros que formábamos el claustro por el gran trabajo realizado para acoplar lo más exacto posible los contenidos de la diferentes áreas de conocimiento en nuestro Proyecto Curricular.... Fue una gran batalla... al final los cursos 7º y 8º de la Lode están en 1º y 2º de ESO y todos tan contentos (...)

Jesusa Matesanz Sanz. Directora durante los años 1984-89
    " La fiesta que celebraba el fin de curso a finales de junio era esperada con gran ilusión por todos los alumnos. Se alquilaba el pabellón Emperador Teodosio para que pudiese acoger a todas las familias e invitados de las mismas, del profesorado y del colegio. Allí se celebraban las competiciones deportivas, gimnásticas y las danzas (ballet clásico, baile español, danzas segovianas). En el patio, y sobre un tablón montado por el ayuntamiento, se hacían las representaciones teatrales. Los alumnos voluntarios eran los encargados (animados y guiados por el profesorado) del montaje de los asientos y colaboradores en el orden de la fiesta, contribuyendo al mejor desarrollo de la misma".
    "Uno de los aspectos que más me impresionó fue encontrarme con un colegio joven. Joven en el profesorado, en el entorno familiar, en las construcciones del barrio que habían crecido en torno al centro, en el interés de las familias de participar en las actividades educativas de sus hijos".

Carlos Fernández Rodríguez. Maestro y director desde 1945 hasta 1983
    "Se me pide que escriba sobre mi paso por nuestro querido colegio. No es una tarea fácil, porque si en la vida de una nación 48 años no son muchos, en la vida de una persona son bastantes. He ejercido mi querida profesión durante casi medio siglo y 31 han sido en nuestro colegio- 23 como director y 8 como maestro-, siempre por oposición.
    Durante tantos años ha habido de todo: momentos buenos y malos, pero ¿dónde irá el buey que no are? Nuestros alumnos, procedentes de muy variada clase social no nos dieron grandes preocupaciones y sus padres en una inmensa mayoría agradecieron la labor de los maestros y colaboraron con ellos (algo que sobre todo hoy resulta muy poco común)
    Al hacerme cargo de la dirección del centro, me encontré con dos problemas: la calefacción no funcionaba desde 1939 y la matrícula escolar era escasa, algo incomprensible dado la competencia profesional de los maestros. Ambas dificultades se resolvieron: la calefacción funcionó de nuevo y la matrícula se incrementó gracias en parte a la colaboración de la Escuela de Maestría Industrial que dirigía D. Julio Pedrazuela.
    La disciplina escolar no fue nunca problema. Bien es verdad que se trató a los niños sin blandura ni severidad; sólo cooperando y amando. Y dar buen ejemplo, que decía Manjón. Si la enseñanza es agradable y el maestro tiene mucho de padre y de amigo, todo irá sobre ruedas. Si el maestro es competente, infunde respeto en sus alumnos por su conocimiento y bondad. Que padres y antiguos alumnos nos saluden con cariño por la calle es una gran satisfacción.
    Y de los maestros ¿qué decir? Algo más de 30 he conocido; no es posible distinguir a los más destacados porque la inmensa mayoría fueron excepcionales. Mi deseo de ser siempre maestro, en relación con los padres y maestros, facilitó mucho mi labor como director
    El comedor escolar, que prestigió mucho al colegio, tuvo a su servicio en etapas sucesivas a Victoria, Petra, Daniela y Rocío, muy activas y de grato recuerdo.
    Durante varios veranos ocuparon el centro un grupo de niños catalanes con sus maestros. Su estancia fue muy agradable y, si hubo algunos problemas, fueron de instalación material, que con la ayuda de la Inspección Central de Colonias Escolares se fueron resolviendo. Y durante las vacaciones de Semana Santa tuvimos que alojar a un centenar de estudiantes franceses de La Sorbona de París.
    En el transcurso de los años recibimos la visita de colegios de Madrid, Vizcaya, Valladoli, Cieza... Les atendimos con cariño y les recordamos con afecto. Otra visita que nos llenó de satisfacción fue la de 35 profesores japoneses, ya que resultó algo memorable. Visitamos las clases y en su honor tuvimos una pequeña fiesta, a la que dimos un toque oriental que les emocionó, sobre todo a las maestras. Les invitamos a merendar y la convivencia fue muy agradable, pese a la dificultad del idioma. El intérprete, desde luego, no estuvo ocioso.
    Y una sola nota para terminar. Durante 17 años, cientos de niños segovianos pasaron turnos de 20 días a orillas del mar, pues estuve al frente de Centros de Vacaciones Escolares en La Coruña y en El Puerto de Santa María. La mayoría de los niños era de nuestor colegio".

Claudia de Santos. Directora hasta el 30 de junio de 2007.

    Esta mirada atrás que ha supuesto la catalogación de documentos, el montaje de la exposición y la reconstrucción de la biografía del colegio tiene una explicación sencilla, que sobrepasa los aspectos más utilitarios del Plan de Mejora que la enmarca. Y queremos explicar nuestros motivos, como conclusión al trabajo que ahora se hace público. 

    Los profesores de este colegio sabemos que, como señaló Hannah Arendt, de alguna manera somos responsables del mundo ante nuestros alumnos. Y no nos asusta esta responsabilidad. Reconocemos el pasado como propio y vivimos amorosamente el presente para poder, día a día, ofrecer a los niños la esperanza en el futuro. Reconocemos el pasado y vivimos el presente porque sabemos también que sólo a partir de lo que el pasado fue y de lo que el presente es, podemos educar para transformar ese mismo mundo del que nos hacemos responsables.
    Estamos convencidos de que nuestra tarea como educadores consiste en formar individuos autónomos, ciudadanos que sepan que el hecho de vivir supone la obligación de aumentar el humanismo compartido desde la diversidad de modos, creencias y opiniones; hombres y mujeres que tiendan siempre a la universalidad desde la democracia.
    Nuestra identidad como institución está marcada inevitablemente por el pasado. Y del pasado hemos aprendido que deseos y proyectos han sido, como son ahora en el presente, motores de futuro. Porque los deseos y proyectos nacen del entusiasmo que alumbra la alegría de quienes honradamente intentamos educar desde el amor, que ya lo dijo Goethe: " Da más fuerza saberse amado que saberse fuerte". ¿No es una buena máxima?

José Vidal Garrido Merino. Director desde el 1 de julio de 2007 hasta el 30 de junio de 2008.

José Antonio Domínguez López. Director desde el 1 de julio de 2008 hasta el 30 de junio de 2009.

Adolfo Miguel Contreras. Director desde el 1 de julio de 2009 hasta la actualidad.

LIBRO COMPLETO 

LIBRO COMPLETO-FORMATO DIGITAL

"CIEN AÑOS DE CONSTRUCCIONES ESCOLARES PÚBLICAS EN LA PROVINCIA DE SEGOVIA"
AUTOR: ENRIQUE JESÚS PÉREZ SASTRE. AÑO 2003 (CD-ROM; ISBN 84-688-5753-X)

Al arquitecto municipal Silvestre Manuel Pagola, al Ayuntamiento de Segovia, como entidad promotora, a la Sociedad de Amigos de la Escuela de Santa Eulalia, cuyas secciones estaban abarrotadas por aquellas fechas, y no tanto como se cree al Ministerio de Instrucción Publica y Bellas Artes, debemos uno de los Centros escolares más emblemáticos de la provincia, todavía en pie y con plena operatividad: el colegio Primo de Rivera, actual Diego de Colmenares . Su primer nombre hace referencia al dictador, no a su hijo José Antonio, como se suele confundir en Segovia, si bien durante la República sería denominado Colmenares. Se empezó a construir en 1928, durante la dictadura de Primo de Rivera, siendo ministro de Instrucción Pública del directorio militar Eduardo Calleja. Si bien la recepción definitiva de las obras no sería hasta 1930, su bendición se produciría un poco antes: el día de la inauguración, en diciembre de 1929; como todas, precipitada. La construcción supuso una inversión cercana a las 200.000 pesetas; el Ministerio de Instrucción Pública aportó, en 1930, una subvención 10.000 pesetas por cada una de las 7 secciones de Graduada, que era la capacidad de la edificación, en dos plantas.
 El diario El Adelantado de Segovia puso de manifiesto la actitud poco humilde del ministro Calleja en el discurso de inauguración de una obra que era municipal:
“A este respecto hizo resaltar que de los dos sistemas que hay fijados para que los Ayuntamientos perciban la ayuda del Estado, Segovia había escogido el peor para su erario municipal, ya que en vez de haber gastado 120.000 pesetas de los fondos municipales, podían haberse invertido los términos, esto es, que el Estado hubiese contribuido con esa cantidad y el Ayuntamiento con 70.000 pesetas. Para remediar esto excitó al Ayuntamiento a que construya un nuevo grupo escolar similar al de Primo de Rivera, destinado a niñas, y entonces sería el Estado el que construyera y el Ayuntamiento el que aporte solamente el 25% del coste de las obras”  .
  Véase la web del Centro: http://centrosi.pntic.mec.es/cp.diego.de.colmenares/ : “Historia de nuestro centro; 70 años de escuela pública”. El trabajo también está impreso: 70 años de Escuela Pública. Biografía del Colegio “Primo de Rivera”. De aquí hemos obtenido muchos de los datos que exponemos y la fotografía restrospectiva de la edificación.
  El Adelantado de Segovia, 16 de septiembre de 1929,  p. 1 (hemeroteca). Lo que no diría Calleja es cuánto tendría que haber esperado el municipio. Es posible que si el Ayuntamiento no se hubiera constituido en entidad promotora hoy el colegio no existiera.

Planos de planta del proyecto de construcción del antiguo Colegio Primo de Rivera, de 1927  (Archivo municipal de Segovia). A la izquierda, planta principal, y en su cuerpo central: escalera, salón de fiestas y de descanso, y sala de juntas y presidencia con salida al balcón. En los laterales: aulas, de entre 50 y 60 metros cuadrados; despacho de profesores; urinarios, wc y lavabos. A la derecha, planta baja, y en su parte central: vestíbulo-porche, distribuidor y descanso, y escalera y trastero. En los laterales: aulas; wc, urinarios y lavabos; despacho de profesores; museo escolar, junto al paso al campo escolar.

FOTO DEL CONSTRUCTOR DEL COLEGIO Y SU FAMILIA

Desde la colocación de la primera piedra, a mediados de 1.928, hasta la firma del acta de recepción definitiva de las obras, el 17 de noviembre de 1930, pasaron algo más de dos años de un trabajo minucioso, de calidad y constantemente vigilado, tal y como exigía el pliego de condiciones incluido en el proyecto del arquitecto municipal. 
D.Silvestre Manuel Pagola fue el autor del proyecto de construcción y Vicente Sanz Gómez su ejecutor a pie de obra. 
Pasados muchos años, podemos disponer de esta foto en la que aparece el contratista D. Vicente Sanz y sus hijos que fueron quienes lo construyeron. 
La relación de los que aparecen en esta foto son: 
En la fila de atrás y de izquierda a derecha: Juan, Meinardo, Lorenzo, Domingo, Marciana, Máxima, Hilaria 
En la fila delantera: Gregorio ( su nombre aparece debajo de las escaleras del colegio), Pedro, Vicente (el contratista de las obras), Crisanta e Isabel. 
La foto es anterior a la fecha de construcción del colegio, ya que en la misma intervinieron todos los hermanos varones. 
Gracias a unas biznietas, alumnas de este colegio, de Pedro ha llegado hasta nosotros este documento. Gracias.

FOTO FECHADA EL 12/01/1943. ALUMNOS DE ESTE COLEGIO

Relación de izquierda a derecha comenzando por la última fila: 01.- Mariano de la Calle. 02.- Mariano Bermejo. 03.- Manuel Hernán. 04.- Angel Echevarría Lozano. 05.- Daniel Puente. 06.- Miguel Victoria Herrero. 07.- D. Cipriano Martín (Maestro). 08.- (Sin referencias) 09.- Antonio Sacristán 10.- (Sin referencias) 11.- José Luis González " Canijas" 12.- Victorio 13.- (Sin referencias) 14.- (Sin referencias) 15.- Eusebio Pérez Sangregorio. 16.- José María Bautista.- 17.- Mario 18.- José Luis Herrera Vela. 19.- (Sin referencias) 20.- (Sin referencias) 21.- (Sin referencias) 22.- Fernando Bermejo. 23.- (Sin referencias) 24.- José Rodríguez Rodríguez. 25.- Manuel García Prada 26.- (Sin referencias) 27.- (Sin referencias) 28.- Luis Peña. 29.- Obdulio Torres de la Cruz. 30.- Pedro Álvarez 31.- Santiago Álvarez. 32.- Felipe Sanz Arribas. 33.- Enrique Pinto. 34.- (Sin referencias) 35.- (Sin referencias) 36.- Carlos Bermejo 37.- Paco Lobo 38.- Manuel Tapia. 39.- (Sin referencias) 40.- (Sin referencias) 41.- Rufino Herrera Vela.

CAMBIO DE NOMBRE/ 3 PRIMEROS AÑOS/ OTROS DATOS.- 

BOCETO EN EL QUE SE INCLUYEN LAS NECESIDADES DE AMPLIACIÓN ELABORADO POR EL DIRECTOR (REFORMA AÑOS 70)

DOCOMOMO
DOCOMOMO2
EL COLEGIO ANTES DE LA ÚLTIMA AMPLIACIÓN

 

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